sábado, 16 de abril de 2011

EL AMOR


La puerta de entrada a las mentes, y lo más importante de todo, a los corazones de la humanidad, no se halla tanto en la lógica como en las emociones. La carta triunfadora del plan de engaño ha sido la emoción del miedo. La orientación subliminal es el primer nivel de control, luego se añaden más niveles para lograr controlar cualquier enfoque que se desee. El último y más efectivo impulsor de todos es el miedo. El miedo es la más creativa de las formas de pensamiento, en el aspecto negativo. El amor es la más creativa, en la expresión positiva. La razón de que se hallen en lo más alto de la escala de enfoque humano es la velocidad de vibración de las emociones que acompañan a cada una. El grado con que el humano puede experimentarlas depende de la gama en la que cada uno las ha experimentado.
Podéis así comprender el motivo de la deliberada proliferación de películas de terror, guerra y gansterismo. Han sido promocionadas adrede con el propósito concreto de incrementar la gama de experimentación del miedo. Las películas que se catalogan como de “amor” normalmente contienen grandes sentimientos de remordimiento y tristeza, así como experiencias más sutiles de miedo. Las sociedades tecnológicas del planeta tienen poca experiencia de lo que realmente es el amor. Alimentados con una dieta de relaciones insatisfactorias basadas en el sexo, como si fueran amor, no sorprende que la vida familiar haya alcanzado un nivel tan desastroso para tantos. Cada aspecto negativo es presentado como lo normal. De igual manera que cada individuo es un humano que aspira a llegar a ser, así también cada relación y cada familia es una entidad que aspira a llegar a ser, formada por el enfoque combinado de los dos o más incluidos en ella. Sin acuerdo sobre el propósito ideal, y con pocos de los rasgos de carácter necesarios para trasladar cada uno a través de la experiencia, la única respuesta posible parece ser la de experimentar una corriente de principios y finales.
En contraste, aquellos que han experimentado lo que se ha dado en llamar experiencias cercanas a la muerte, vuelven a sus realidades conscientes, con pesar por tener que volver, y una experiencia irresistible de lo que ellos nombran como amor. Estas eran experiencias de las energías que emanan a través del centro creativo que mantiene y expande esta galaxia. Si fuera posible analizarlas, son la acción de las leyes universales hasta su máxima expresión: atracción, intención y benevolencia, resultando en la armonía del equilibrio. Este centro está reforzado por un centro todavía mayor de estas leyes en acción. Es la presencia añadida de la armonía lo que aparece como tan intensamente placentero en estas breves experiencias.
Buscando un respiro al estrés de la vida, no resulta difícil para cada uno. Experimentar situaciones negativas, que están ahí, a la vuelta la esquina.
En medio de una película de aventuras, basta con cerrar los ojos y buscar qué siente uno verdaderamente, para darse cuenta de que los sentimientos internos no son armoniosos. Lo que se ha aplastado, al pervertirlo deliberadamente, es la experiencia equilibradora de lo opuesto, la vibración armoniosa de la creación que trajo a cada entidad de conciencia autoconsciente, y mantiene a todos y cada uno a través del enfoque continuado de la misma energía. No es que esta maravillosa energía no esté disponible; es que la conciencia consciente está demasiado abarrotada de cosas, para hallar un espacio de quietud interior donde experimentarla. Si no puede ser experimentada ni siquiera ligeramente, ¿cómo se puede realmente atraerla, enfocarla en expresión, y experimentarla en mayor intensidad?
Para experimentarla realmente, debe fluir a través de la conciencia consciente, y ser reenfocada para que renazca a una mayor expresión. En otras palabras, para conocer el amor, debe ser atraído, incorporado y exteriorizado a través tanto del agradecimiento como de su traspaso.
En este proceso se engrandece y fluye con la expresión creativa. Así es como cada uno nace y crea la oportunidad de “llegar a ser”.
El “amor” romántico sexual de besos y abrazos, que ha sido programado como amor, no es el amor que crea y mantiene en el “llegar a ser” a las galaxias físicas y a incontables seres.
Las personas que han vivido experiencias cercanas a la muerte vuelven a la conciencia consciente con una comprensión verdadera de experimentar el sentimiento que la palabra amor debiera transmitir. Se experimentan breves vislumbres de él.
A veces, pero no siempre, con las primeras experiencias de una madre con su hijo recién nacido; o con parejas que han compartido largo tiempo en sus vidas, y alcanzan ese nivel de estima uno por otro; es por nombrar sólo unos pocos de esos escasos momentos de agradecimiento de esta clase. Son momentos intensos de un nivel vibratorio emocional que es  denominado iluminación o éxtasis. Para la mayoría de humanos son tan raros y desconocidos, que los pocos capaces de alcanzarlos y conservarlos se convierten en “santos”, si ese estado de poder llega a ser conocido por otros.
Es el nivel en el cual la manifestación del pensamiento es tan natural que se llegan a realizar hechos  aparentemente imposibles. Comparado a la normalidad, es la “súper-consciencia”.
El objetivo de esta discusión es tratar de explicar en pequeño grado qué es lo que nos estamos perdiendo como humanidad en este planeta. Lo que estamos experimentando como vida manifestada es un pobre sustituto de lo que debería ser.
Lo que se nos está ofreciendo es una oportunidad para sacar partido de una puerta de acceso a la “gracia”, una oferta de favor, una exención especial. Aceptarla permitirá que esta oportunidad sortee el lapso de la evolución normal perdida, que debería haberse efectuado durante el tiempo transcurrido en esta experiencia sin salida.
Este conocimiento está a disposición de toda la humanidad en este planeta.
El compromiso para alumbrar un nuevo paradigma requiere valentía y tenacidad, necesarios para el momento del caos.
Mientras siga intacto aquello que no sirve a la evolución, es imposible alumbrar algo totalmente nuevo.
Caos, orden, caos seguido por una nueva forma de orden, así es el flujo de la creación. Es la propia creación viviente, porque la creación es conciencia despierta y es vida.

Extractado del Manual para el Nuevo Paradigma 2 de George Green