miércoles, 30 de marzo de 2011

4 LEYES UNIVERSALES (a tener muy en cuenta)


¡Si el ego no existiese, no habría conciencia de la experiencia manifiesta!
El ego es tu grabadora. Es el observador de tus pensamientos, carencias, necesidades y deseos. Lleva a estos pensamientos a una especie de formato de enfoque robotizado, y esto les permite manifestarse en circunstancias y situaciones que crean tu experiencia. El ego, literalmente filtra tus pensamientos, sentimientos y deseos, y hace que se fusionen en la experiencia manifiesta. Es un proceso no una entidad. Un proceso sobre el cual tienes control total, si te puedes hacer cargo de tus pensamientos, sentimientos y deseos, y dirigirlos activamente hacia lo que quieres experimentar. Estos pensamientos tienen que ser relativamente representativos.
Por ejemplo, si simplemente te enfocas en el cambio, espera el caos en tu vida porque éste es el cambio que creas hasta que decides tener una idea más precisa de lo que quieres en tu experiencia. El proceso por el cual esto funciona involucra una ley universal llamada de Atracción.
Una vez que se ha generado una idea con el entendimiento positivo de que es posible, el ego mantiene la imagen y completa el proceso a través de la polaridad energética positiva/negativa.

Gracias a la acción de la ley de Atracción, y a la naturaleza maleable del potencial de una idea irrumpiendo realmente en vuestra experiencia, ésta se realiza. En estos momentos la manifestación instantánea de ideas en este planeta es muy difícil, el ego incorpora el proceso dentro de vuestra idea secundaria de tiempo. Si sois incapaces de manteneros enfocados en desear una cierta experiencia, a menudo os negáis a vosotros mismos la experiencia deseada. Hay un comentario en vuestra biblia con respecto a “la oración equivocada”. Ya que lo que referís como dios es creativo por naturaleza, siempre que enfocáis vuestro deseo de experimentar algo de una manera sincera, estáis en “constante oración” porque estáis dentro de esa expresión creativa y expansiva que se origina en la fuente de vuestra existencia.

¿Pero qué pasa cuando estáis pidiendo algo que puede causar problemas a otra persona? ¡Pues que la ley funciona igualmente! Pero, hay un efecto para aquello que causáis. Como acabamos de decir, estáis utilizando la ley universal de Atracción, y su proceso implica energía “igual” atrayendo más energía “igual”. Si causáis un problema a otra persona con el uso deliberado de esta ley, aquello que habéis creado para otro lo experimentaréis también vosotros. Son como las dos caras de una misma moneda. Una se le presenta a la otra persona y la otra se os presenta a vosotros. Si en verdad estáis intentando seriamente comprender esta ley, entonces si os atrevéis, observad los eventos que ya habéis experimentado y veréis que éste ha sido el caso muchas veces. Cuando habéis deseado una bendición a alguien, también vosotros la habéis recibido, quizás no exactamente de la misma manera, pero sí con algo significativo para vosotros en vuestra vida. Considerad también las dificultades.
Creo que hay una referencia en la biblia que reza “pon un vigilante en tu boca, ya que las palabras (incluyendo los pensamientos) que salen, no te son devueltas vacías”.

Al utilizar esta comprensión, debéis mantener firmemente el deseo en vuestra conciencia. Si erráis en el deseo, queriendo crear un problema en la vida de otra persona, al principio del proceso todavía estáis a tiempo de recapacitar y retirar el enfoque de dicha intención. Entonces no se le manifestará para que lo experimente. Las emociones y los sentimientos intensos pueden aumentar el potencial de la manifestación y acelerar el proceso, tanto si es para vuestro “bien” como para el de otra persona. Lo opuesto también es verdad.

Entonces resumiendo, primero debe existir algo, para que la energía pueda ser atraída hacia ello.
“Al principio había el “pensamiento”, y el “pensamiento” se hizo carne (se manifestó)”.
Siguiendo al pensamiento conceptual, debe existir el deseo para que se manifieste. Solamente pensar el pensamiento no basta para hacer que surja. Debe existir un deseo emocional que aporte el combustible para el movimiento, o cambio de energía, del pensamiento en expresión. A través de la coagulación de las energías “atraídas” se inicia la manifestación. La forma incluye más cosas; incluye situaciones, circunstancias y una estimulación del deseo de pensamientos adicionales que apoyen la finalización de la experiencia deseada. Una vez iniciado el proceso, es con el impulso creativo de moverse hacia la finalización, que el propósito se armoniza con las leyes universales.

El enfoque deseado debe proporcionar libertad, dentro del viaje en espiral de regreso a la fuente, para todo lo que afectará. Cuando éste es el propósito subyacente, entonces lo armónico de la Atracción es puesto en movimiento con todo su sutil poder liberado.

La ley subyacente a la creación es la ley de la Atracción. Planteada sencillamente dice: “los iguales se atraen”.
Sucede así mediante el instrumento básico de la creación: el pensamiento. vuestra biblia dice: “Como un hombre piensa, así es él”.
Si te enfocas en el lodazal de lo malvado, una vez eres consciente del mismo, lo reforzarás. Es importante estar consciente de esto para que podáis retirarle vuestro refuerzo utilizando la segunda ley, la ley de la Creación.

La segunda ley, la ley de la Creación, se denomina ley de la Intención deliberada o determinada.
El uso adecuado de esta ley se resume así: “el pensamiento mantenido con intención determinada permite la manifestación”.
El pensamiento intencionado, visualizando su conclusión-terminación, y estimulado vibracionalmente mediante la emoción, mantenido firmemente en sitio con el compromiso, aporta la manifestación.
Cuando elegís colocar vuestra intención más allá de la obra percibida por los cinco sentidos, y aplicarla a la creación de una nueva experiencia, estáis retirando vuestro consentimiento y apoyo a la experiencia en la que no deseáis seguir participando. Entonces estáis utilizando la segunda ley del universo.

El ingrediente del libre albedrío en la “sopa” de la experiencia, nos enseña otra ley universal, la de la Benevolencia. La responsabilidad personal es justamente eso, PERSONAL. Significa que “a cada conciencia individual le corresponde la elección de su propia experiencia, y no es  responsable de la experiencia de los demás”. La benevolencia  o ley de tolerancia,  es la ley más difícil de aprender a nivel tridimensional, a causa de la necesidad profundamente arraigada de controlar. El control queda trascendido mediante la práctica de esta ley.

La cuarta ley universal es la de Equilibrio. Un patrón de pensamiento que influye poderosamente en el equilibrio o desequilibrio de la expresión personal es el de pasado, presente y futuro. Dado que todos son necesarios por diversas razones de supervivencia y progreso, están incrustados dentro del modo observador del ego.
Recordáis que os quemasteis un dedo, y por eso no volvéis a tocar la estufa. Deseáis construir una casa más grande para vuestra familia, por tanto imagináis los pasos a dar en vuestro futuro para atraer esa experiencia, y así os desplazáis entre las dos.
Sin embargo, existe el momento presente del “ahora” que vosotros experimentáis, que no es ni el pasado ni el futuro. Éste es vuestro punto de equilibrio. Es vuestro lugar de descanso. Regresáis ahí durante vuestro ciclo de sueño.
Hubo un tiempo, cuando el planeta giraba en el ciclo de luz y oscuridad, y todos estaban activos o descansaban al unísono, que trajo gran equilibrio a la totalidad. Con la llegada de la luz artificial, este modelo de equilibrio dejó de estar presente. La humanidad está ahora en actividad constante, primero con la “era industrial”. Ahora con la “era tecnológica”, incluso dentro de los hogares, las horas de descanso en una familia han cambiado. En lo que vosotros denomináis Lejano Oriente se practica una técnica muy antigua de equilibrio que se llama meditación. El grupo de la nueva era la adoptó rápidamente. A menudo las técnicas están distorsionadas, y la conciencia consciente está sobrecargada por el revoltijo de los medios informativos y es incapaz de localizar el punto inmóvil de equilibrio dentro de la combinación de consciente y subconsciente.
Entrar en este punto inmóvil permite la conexión con el alma, y se puede lograr el equilibrio, como mínimo,  por un breve espacio de tiempo. El equilibrio se logra mediante la comprensión y práctica de las tres leyes básicas del universo: Atracción, Creación Deliberada o Intencionalidad  y Benevolencia o Tolerancia.

La experiencia que ocurre en lo que llamáis el momento presente es un término equivocado, una denominación inaplicable. Cuando estáis enfocados en lo que estáis pensando o haciendo, sin atender ninguna otra actividad “perdéis la noción del tiempo”. Todos vosotros habéis experimentado esto. Sólo mirando vuestro instrumento para rastrear el tiempo (llamado reloj) podéis tener idea de la hora que es, aparte de la presencia o ausencia de luz solar. Si cada uno de vosotros estuviera totalmente entregado a lo que estuvierais haciendo, y ése fuese el único enfoque que necesitaseis, y no existieran estaciones que os preocupasen, ¿os importaría mucho saber qué día o qué hora era? Lo dudo.
Si estuvieseis equilibrados, ¿sería necesario el sueño? ¿Y la comida? ¿Y los pasatiempos recreativos?
Todas estas necesidades ¿no son  realmente tan sólo una búsqueda de equilibrio?

Esto no es para sugerir que os convirtáis en “respiradorianos”. Simplemente son ideas para intrigar a vuestra imaginación.
Vuestras experiencias están por ahora tan lejos del equilibrio previsto, que os resulta difícil imaginar a qué se parece el equilibrio real durante la experiencia de vigilia en el formato tridimensional. Es mucho más placentero de lo que vosotros conocéis.
No es extraño que deseéis abandonar esta dimensión, pensando que el descanso es algo que se encuentra en cualquier otro lugar.
Sin el equilibrio en la experiencia tridimensional, no podríais existir en dimensiones más elevadas, en vuestro formato corporal y actual autoconciencia. Primero debéis equilibraros. Debido a que estáis todos interconectados, los individuos tienen problemas insuperables para conservar el equilibrio, incluso si lo alcanzan.
Extractado del "Manual para el nuevo Paradigma" de George Green

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